El pie de atleta es una enfermedad del pie causada por un hongo, que normalmente se da entre los dedos de los pies y que ataca principalmente a los pies porque los zapatos crean un ambiente cálido, oscuro y húmedo que facilita el crecimiento del hongo.
Al ser común entre deportistas porque usan frecuentemente intalaciones donde proliferan como piscinas, duchas y vestuarios, se ha denominado pie de atleta. Pero su denominación médica es tiña podal.
El pie de atleta es contagioso y puede transmitirse por contacto directo o por contacto con artículos tales como zapatos, calcetines y superficies de piscinas o duchas.

El riesgo de contraerlo se incrementa si:

  • Usa calzado cerrado, especialmente si es recubierto con plástico.
  • Mantiene sus pies húmedos durante períodos prolongados.
  • Transpira mucho.
  • Desarrolla una lesión menor en las uñas o en la piel.

Los signos del pie de atleta, individualmente o combinados, son piel seca, descamación con picor, inflamación y ampollas. Esta afección puede durar por poco o mucho tiempo y puede reaparecer después del tratamiento.
¿Cómo tratarlo?

Las cremas o polvos antimicóticos de venta libre pueden ayudar a controlar la infección, pero además es necesario:

  • Mantener los pies limpios y secos, especialmente entre los dedos.
  • Lavarse bien los pies con agua y jabón, y secar completamente la zona con mucho cuidado
  • Usar calcetines de algodón y cambiarlos diariamente o tan frecuentemente como sea necesario para mantener los pies secos.
  • Usar chanclas en piscinas o duchas públicas.
  • Utilizar polvos antimicóticos o talcos de secado si se padece a menudo o si se frecuentan habitualmente lugares donde el hongo es común, como las duchas públicas.
  • Usar zapatos que estén bien ventilados y fabricados de un material natural como el cuero.

Si el pie de atleta no mejora en 2 a 4 semanas o si reaparece con frecuencia, es recomendable acudir a su podólogo.