En algún momento de la era industrial, se inició un claro declive en el cuidado y atención al aspecto masculino. Todos recordamos el glamour de la vestimenta y acicalamiento del Gran Gastby, donde los hombres lucían impecables las 24 horas del día. Tener un aspecto adecuado según el momento del día era signo de clase y estilo. No cuidar las maneras, las formas y la imagen, algo fuera de lugar.

Sin embargo, efectivamente, en la era industrial se inició un declive que siguió su curso en una bajada imparable hasta hace poco. El hombre dejó de cuidarse y sólo una ducha, un afeitado y poco más era lo adecuado. Cualquier acicalamiento mal visto.

Sin embargo, esto no es la idiosincrasia real masculina. Y esto se está ya demostrando en nuestra época post industrial. Se inició una tímida revolución, la de los llamados ‘metro-sexuales’, que se definen como ‘un varón de la sociedad post-industrial urbana, que se caracteriza por un desarrollado interés por el cuidado personal, la apariencia y el estilo de vida sofisticado’ Un ejemplo del ‘varón metrosexual’ es David Beckham, considerado por Mark Simson, el periodista creador del término, ‘como el mayor metro sexual de Inglaterra’. Se iniciaba así un desmarque claro en la relación del binomio creado hombre macho- desaliñado.

Aunque Mark Simson relacionaba esta tendencia como un resultado ‘del mercadeo consumista del momento’, nada más lejos de la realidad. Lo que de verdad estaba sucediendo era la recuperación de unos modales, estilo y clase que se perdieron durante unas décadas, y que para suerte de todos (sobre todo para las mujeres) se estaban recuperando.

Actualmente, y según un interesante artículo aparecido en ‘Divinity’, el metrosexual ha dado paso al ubersexual: ‘Hombres que se echan cremitas sin perder la testosterona. ’El Uber es un nuevo movimiento masculino en el que, sin descuidar su apariencia física, no dejan de parecer hombres y no réplicas de Ken, el novio de Barbie’. Independientemente que queramos fijar un nombre a cada cambio o tendencia social, en este caso masculina, lo que sí es cierto es que en el momento actual, la sociedad está valorando de nuevo el concepto real y genuino de ‘belleza’. Belleza en todos los aspectos, evitando cada vez más caer en lo demasiado superficial.

Este concepto de belleza masculina podría determinarse como el ‘nuevo gentleman’. Un gentleman que luce como antaño, un aspecto impecable, sea con unos jeans rotos o con un traje de Armani. El ubersexual es la revisión de inicios del siglo XXI al dandy de comienzos del XX.

La medicina estética tiene un gran rol en todos estos cambios: ha sabido acompañar esta necesaria recuperación del ‘look’ impecable masculino: el gentleman del siglo XXI, puede atender su belleza corporal en sus más mínimos aspectos, sin que esto conlleve ningún tipo de prejuicio, todo lo contrario.
Ya a nadie se le ocurre que ciertos problemas estéticos sean dignos de conservar, y sí que es deseo masculino tener una apariencia impecable vestido o desnudo. Según estudios recientes, uno de cada tres españoles, es cliente de medicina estética.

Si realizamos un recorrido por todas las posibilidades actuales de la medicina estética diseñada para hombres, vemos que son muy variadas y efectivas: tratamientos capilares, depilaciones láser, tratamientos faciales y todo tipo de soluciones estéticas para el varón de última tecnología.

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